lunes, mayo 08, 2006

MELANCOLIA

Tienes una flor de humedad entre los ojos,
una rosa boreal de lámparas anegadas,
una silenciosa manera de sonreír hacia adentro:
como el perfume de los naranjos en la noche
o el dulce arrobo de las fuentes
en los patios del alma.
Tiemblo cada vez que tu mano se acerca
y el ramalazo eléctrico me toca la raíz del temblor
y socava mi fuerza. ¡Ah, no te escondas, no te escondas!,
burbuja, cachivache de gracia en mis arcones,
botón, zalagarda de flautas en mis sienes.
Déjame besar tus ojos en el centro de la mirada,
justo en el resplandor de las uvas,
justo en el nido de tu sueño,
justo donde me miras y te arrebolas
y callas y esquivas.
Ay, ramo de dulzura, hojas de noche,
tus labios no son nada sino esto:
un agua llena de luna y pájaros,
un nudo de silencios que espantar,
un vaso que colmar de sueños,
una hendidura por la que asoman tus años
maduros como el trigo
y el sol a borbotones contenidos.
Fernando González-Urízar

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