Mi sangre se despierta
y pregunta por ti,
por la fiebre que ondula
en tus cabellos ebrios, en tu piel.
Se desborda el espejo
y hecho río
corre a buscar tu imagen.
A esta hora tus brazos
serán dos ramas de amoroso sueño
de donde brotan flores
y hojas dormitan.
Eduardo Carranza
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