Hablo contigo, ignoro dónde estás, hacia qué luz busca mi Ser el eco en que te escucho. No hay usura en tu voz, yo sé que un aire limpio te respira, que algo redentor, alguna claridad que arrastra el río lleva el pensamiento tuyo.
Hablo contigo, una intacta pasión vive en tu fósforo, una única luz que no se apaga. Y hablo, hablo contigo alrededor de un hueco, alrededor de mí como el que gira mutuo, como aquel que dentro de nosotros es próximo y se acerca con su haz luminoso de pureza.
Hablo ante el destino que imagina el hombre, eso de desvalido, eso de delirante y turbio hablo contigo. Y es de noche, es de noche en los dos como metal oscuro, y vemos como largamente la verdad extiende su único hilo de saliva, un único alfabeto en el rumor de todos.
Hablo contigo, oh bondad compartida de quien es silencioso, sombra de esa sombra que aletea y es vuelo de semejante elocuencia, el que escribe, el que escucha, el que lámina a lámina va enhebrando en el eco una voz que responde, esa voz en mí mismo, la que nos alumbra y persuade desde más allá de la muerte.
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