milenios
brotan de ti.
Arbol para morir
tan cielo adentro,
para soñar un mar, una llanura,
un monte solo y alto.
Nómbrame, dulce,
nómbrame y apágame
este silencio ardiente que me cruza.
Vuélveme atrás:
soy mudo, sordo, ciego,
eterno.
Fernando González-Urízar
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