Entra en el agua azul de la laguna,
que te envuelva la luz, te abrace el viento,
y en la desnuda piel baile la luna
con lúbrico y callado movimiento.
Y en círculos concéntricos las ondas
circunscriban y estrechen tu cintura,
y en su inquietud reflejen las redondas,
sensuales formas de tu arquitectura.
Francisco Alvarez Hidalgo.
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