Carmen, quisiera haber nacido de tu vientre, haber vivido alguna vez dentro de ti, desde que te conozco soy más huérfano.
¡Oh! gruta tierna,rojo edén caluroso. Qué alegría haber sido esa ceguera!
Quisiera que tu carne se acordara de haberme aprisionado, que cuando me miraras algo se te encogiese en las entrañas, que sintieras orgullo al recordar la generosidad sin par con que tu carne desanudaste para hacerme libre.
Por ti he empezado a descifrar los signos de la vida,de ti quisiera haberla recibido.
TOMÁS SEGOVIA