ROCIOS
Mientras yo sueño, el pálido rocío cubre calladamente de perlas las llanuras. La fría mano de la noche lo va dejando caer sobre el terciopelo de las flores. No llueve; el cielo está claro. ¿De dónde vienen esas gotas temblorosas? Es que, antes de formarse, ya estaban todas ellas en el aire. ¿De dónde vienen mis lágrimas, si todos los arreboles del cielo están esta noche llenos de dulzura? Es que ya las tenía en el alma antes de sentirlas en los ojos. Tenemos en el alma una ternura en que se estremecen todos los dolores, y a veces es una caricia la que nos turba y hace brotar las lágrimas.
Shully Prudhome
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