Deseo decirte las palabras más sinceras, pero no me atrevo, pues temo que no me creas. Por ello las disfrazo de mentiras y digo lo contrario de lo que pienso. Me esfuerzo en que mi dolor parezca absurdo para que no te lo parezca a ti.
Deseo decirte las palabras más valiosas, pero no me atrevo, pues temo no ser correspondido. Por ello te nombro duramente y me enorgullezco de mi insensibilidad.
Deseo sentarme silenciosamente a tu lado, pero no me atrevo, pues temo que mis labios traicionen mi corazón. Por ello hablo disparatadamente, escondiendo mi corazón tras mis palabras. Trato a mi pena con dureza, para que no lo hagas tú.
Deseo alejarme de ti, pero no me atrevo, pues temo que descubras mi cobardía. Por ello levanto la cabeza y me acerco a ti con aire indiferente.
La constante provocación de nuestras miradas remueve mi dolor sin piedad.
1 comentario:
Preciosa esta prosa poética, cargada de sentimientos, en donde la cobardía se impone y lo único que se materializa son la miradas. Muy bonito.
Muchos saludos de tu paisana.
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