NADA ES COMPARABLE A TI
Pero a ella ninguna es comparable. Ese es su mérito. No es cuestión del tamaño y el fulgor de los ojos, ni de la lisura de la tez, ni de la carnosidad de los labios, ni de cualquier otra perfección. Sólo viéndola puede comprenderse. Es como un palacio, cuya fachada es tan hermosa que uno no aspira a llegar más que al umbral, y se queda ante ella perplejo y deslumbrado, satisfecho de que lo dejen estar allí, casi saciado ya. Se necesita habituarse, a lo largo de días y días, para acomodar nuestros ojos a su luz. Así es ella...
Antonio Gala
1 comentario:
Así he conocido a ángeles que tropezaron cuando caminaban por el cielo y cayeron en medio de un río de personas que no conocían la pureza del alma. Un abrazo.
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