Perdóname el dolor, a veces,
perdóname la tristeza casi siempre
y la soledad(es así como llamo a tu ausencia).
Perdóname el silencio
y las palabras
ahora.
Perdóname la alegría si te tengo
un poco,
los encuentros, los versos,
mi pobre vida.
Perdóname la esperanza
todavía(la tomo sin dármela
y la asumo como único alimento).
Perdóname que hable
que calle que respire
pero nunca que te ame.
Condena mi amor, castígame por él,
quiero el infierno por rabia y aposento,
que los días me torturen y conozca la fatiga,
que tus reproches me vistan de martirio,
tu furia de sangre.
Maldito y desterrado, te seguiré queriendo
y seré, más que nunca, imperdonable.
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