hoy, este día fue la inmensa ola,
hoy, fue toda la tierra.
Hoy el mar tempestuoso nos levantó en un beso
tan alto que temblamos a la luz de un relámpago
y, atados, descendimos a sumergirnos sin desenlazamos.
Hoy nuestros cuerpos se hicieron extensos,
crecieron hasta el límite del mundo
y rodaron fundiéndose en una sola gota de cera o meteoro.
Entre tú y yo se abrió una nueva puerta
y alguien, sin rostro aún, allí nos esperaba.