Voluptuosos, erectos y serenos rendiste cual palomas mensajeras en un ritual de amor y a tu manera tus turgentes y redondos senos. Se me antojaron blanquecinas copas de fina brillantez y de cristal cautivas cuando rodaban albos por mis manos como formas del cielo redivivas, sutiles, suaves, pero siempre ajenos a la lascivia hiriente de mis ojos.
Y en tu pudor de musa pasionaria viví el tenaz fragor de aquél momento para alejarme en honor a tus sonrojos, pero antes, repetí de uno en uno con delicado amor ¡todos mis besos..!
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