sábado, noviembre 14, 2009

ME DOY CUENTA DE QUE ME FALTAS

Me doy cuenta de que me faltas
y de que te busco entre las gentes,
en el ruido,
pero todo es inútil.
Cuando me quedo solo
me quedo más solo
solo por todas partes y por ti y por mí.
No hago sino esperar.
Esperar todo el día hasta que no llegas.
Hasta que me duermo
y no estás y no has llegado
y me quedo dormido
y terriblemente cansado
preguntando.
Amor, todos los días.
Aquí a mi lado, junto a mí, haces falta.
Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas,
en mi garganta como moscas en un frasco.
Yo estoy arruinado.
Estoy arruinado de mis huesos,
todo es pesadumbre.
Jaime Sabines

viernes, noviembre 13, 2009

Y DE PRONTO, ANOCHECE

Vivir es ver morir, envejecer es eso, empalagoso, terco olor de muerte, mientras repites, inútilmente, unas palabras, cáscaras secas, cristal quebrado. Ver morir a los otros, a aquellos, pocos. que de verdad quisiste, derrumbados, deshechos, como el final de este cigarrillo, rostros y gestos, imágenes quemadas. arrugado papel. Y verte morir a ti también, removiendo frías cenizas, borrados perfiles, disformes sueños, turbia memoria. Vivir es ver morir y es frágil la materia y todo se sabía y no había engaño, pero carne y sangre, misterioso fluir, quieren perseverar, afirmar lo imposible. Copa vacía, tembloroso pulso, cenicero sucio, en la luz nublada del atardecer. Vivir es ver morir, nada se aprende, todo es un despiadado sentimiento, años, palabras, pieles, desgarrada ternura, calor helado de la muerte. Vivir es ver morir, nada nos protege, nada tuvo su ayer, nada su mañana, y de pronto anochece. Juan Luis Panero

jueves, noviembre 05, 2009

INESPERADAMENTE

(Tu coche que nunca ví)

Inesperadamente tu amor llega a mi vida,

mujer de besos hondos y plenitud creciente,

como brota un retoño de una rama caída,

como en un río seco renace la corriente.

Llegas como las nubes, inesperadamente;

inesperadamente llegas como el verano,

para dejarme el peso de una sombra en la frente

y un dolor de raíces profundas en las manos.

Y es que tu boca alegre me inspira un beso triste,

y en tus ojos cercanos veo un mirar ausente,

porque sé que algún día, lo mismo que viniste,

te me irás de los brazos, inesperadamente...

José Angel Buesa