jueves, julio 31, 2008

UN MINUTO

Sólo un minuto
bastaría
para tocar con mis palabras
tu cuerpo,
hilvanando cada una
como si fuesen suspiros
que se vuelven viento,
gota a gota emanada
de mi pluma y su tintero,
casi vacío o también tiempo
del cual quiero un poco
para componerte un verso,
simples palabras
que querrán tocar tu sombra
y la silueta de tu cuerpo,
sólo un minuto,eso pido del tiempo...

Carlos Ovidio Jácome Toss

ME PARO ANTE TUS OJOS

Me paro ante tus ojos
como al borde del mar.
Una brisa me seduce
y empuja mis palabras.
Por retenerte más, más
me azoro y más hablo.
Tu silencio me confunde.
Quiero saber de tus sueños,
quiero saber de tus pasos,
quiero saber de tu tiempo,
de ti, quiero saber todo,
si tú quieres que lo sepa.
Juan José Canton y Canton

martes, julio 22, 2008

SOLO DE SOL

Sólo el sol
el sol solamente
solo en el cielo
y yo tan solo
a solas con el sol
sonrío simplemente
Jorge Eduardo Eilson

lunes, julio 07, 2008

VENGO DE ASALTAR TU CUERPO

Ando aún de trotar vesánico
a lomo de estrella
Vengo de asaltar tu cuerpo
en algodones blancos
por el éter
y de volar sin alas
sobre jardines jadeantes.
Ando ruín de ladronear en tus sentidos
entre tus brazos
y tus piernas desvestidas
atezadas por fiebres
incendiarias,
descreído en ruta ahora
en el recuerdo de tu cuerpo
por la línea gruesa de tu sombra
en el hálito inconexo
del orgasmo más cercano.
Ando aún de tí en travesía
por los mares del incienso
con estrellas refulgentes en el rostro
e islas no pobladas en las manos.
Devoto del recuerdo
en madrugada
con lámparas argénteas en los ojos
y una mueca de euforia
dibujada,
vengo de asaltar tu cuerpo.
Antonio Alvarez Burguer

martes, julio 01, 2008

LA PROMESA

Hace tiempo te había prometido muchos
poemas de amor y -ya ves- no podía escribirlos.
Tú estabas junto a mí
y es imposible escribir sobre lo que se tiene.
Lo que se tiene siempre es poesía.
Pero ya han comenzado a unirnos cosas
definitivas: hemos vivido la misma soledad
en cuartos separados-sin saber nada el uno del otro-,
tratando -cada uno en su sitio- de recordar
cómo eran los gestos de nuestras caras
que de pronto se juntan con aquellas
que ya creíamos perdidas, desdibujadas,
de los primeros años.
Yo recordaba los golpes en la puerta
y tu voz alarmada
y tú mis ojos neutros,
soñolientos aún.
Durante mucho tiempo me preguntabas qué cosa era la Historia.
Yo fracasaba, te daba definiciones
imprecisas.
Nunca me atreví a darte un ejemplo mayor.
Heberto Padilla