viernes, enero 13, 2012

AUSENCIA


Habré de levantar la vasta vida
que aún ahora es tu espejo:
cada mañana habré de reconstruirla.
Desde que te alejaste,
cuántos lugares se han tornado
vanos y sin sentido,
iguales a luces en el día.
Tardes que fueron nicho de tu imagen,
músicas en que siempre me aguardabas,
palabras de aquel tiempo,
yo tendré que quebrarlas con mis manos.
¿En qué hondonada esconderé mi alma
para que no vea tu ausencia
que como un sol terrible, sin ocaso,
brilla definitiva y despiadada?
Tu ausencia me rodea
como la cuerda a la garganta,
el mar al que se hunde.
Jorge Luis Borges

viernes, enero 06, 2012

DE LA ETERNA VIDA


Miraba yo las rosas penando de alegría, solas entre mis manos, atónitas, perdidas. Miraba antes las rosas. Quería tener, tenerlas. Quería querer. Quería. Mas la forma no sueña. Yo canté entre los chopos. Y contra el sol poniente vi florecer los ramos de luz dorada y verde. Y besé el agua, el cielo. Me trasfundí, fui todo. Pero en la cima, siempre, sentí que estaba solo. ( Queremos lo infinito. Nos duele lo que escapa, aunque entre luz y rosas sintamos fluir el alma. Sólo es cual si cesara la corriente del tiempo con otro tiempo humano. Tú y yo, remanso eterno.) Felicidad contigo. Nos viven y sustentan en lo hondo de la noche las eternas estrellas. ¡Felicidad! Tendremos, alba de cada día, nuestro infinito en rosas desnudas. Nuestra vida.


Eugenio de Nora

jueves, enero 05, 2012

TENGO HAMBRE DE TU BOCA

Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo y por las calles voy sin nutrirme, callado, no me sostiene el pan, el alba me desquicia, busco el sonido líquido de tus pies en el día. Estoy hambriento de tu risa resbalada, de tus manos color de furioso granero, tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas, quiero comer tu piel como una intacta almendra. Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura, la nariz soberana del arrogante rostro, quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo buscándote, buscando tu corazón caliente como un puma en soledad .

Pablo Neruda